El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado aranceles para el «Día de la Liberación» para básicamente todos los países del mundo. Esta decisión será extraordinariamente costosa para Apple, ya que la marca estadounidense importa sus iPhones, que actualmente se ensamblan en India o China.
India se enfrenta a un arancel del 26%, mientras que China recibe una tasa aún mayor, del 34%, que se suma al 20% de este año. Esto significa que cualquier iPhone recién importado en Estados Unidos será, de media, un 40% más caro. Los productos procedentes de Vietnam también están sujetos a un arancel del 46%, incluidos los iPads y los AirPods.
La lógica política detrás de los aranceles es que Estados Unidos emprenda una guerra comercial con otros países; sin embargo, en realidad, son las empresas estadounidenses o los ciudadanos de a pie quienes asumirán el coste, porque así es como funcionan los aranceles.
El objetivo de los aranceles es hacer menos atractivos los productos extranjeros y fomentar la fabricación local de bienes. Sin embargo, en el caso de Apple, este cambio es imposible a corto plazo. La empresa de Cupertino tiene su producción de chips en Taiwán, subcontrata pantallas a Samsung en Corea del Sur y compra componentes a Sony en Japón.
Estados Unidos no ofrece alternativas a ninguno de estos productos, y trasladar la producción al país norteamericano llevaría años, sin garantías de que hubiera suficiente mano de obra para satisfacer la demanda.
Esta compleja situación ha provocado que las acciones de Apple caigan casi un ocho por ciento. De los 200 proveedores, 158 tienen instalaciones de producción en China, y socios importantes como Goertek, Luxshare y Lens Technology han sufrido una caída del 10% en el valor de sus acciones.
A principios de año, Tim Cook se reunió con Donald Trump y se comprometió a que Apple invertiría 500.000 millones de dólares en Estados Unidos. Sin embargo, la Casa Blanca ha anunciado que no hay excepciones este Día de la Liberación, lo que indica que los ciudadanos estadounidenses deben prepararse para precios más altos en bienes y servicios, después de todo, eso es lo que votaron.